lunes, 8 de mayo de 2017

Infinity Engine, de Neal Asher

Banda sonora de la reseña: Sugiero leer esta reseña escuchando Penny Royal, de Evokescape (Spotify, Soundcloud)

Dark Intelligence y War Factory, las dos primeras entregas de la trilogía Trasformation, fueron dos de mis libros favoritos en 2015 y 2016 y son dos de las mejores novelas de space opera que he leído recientemente. De hecho, me gustaron tanto que Night Shade utilizó un fragmento de mi reseña de Dark Intelligence como blurb en War Factory. Como podéis imaginar, estaba muy emocionado con el lanzamiento de Infinity Engine, la conclusión de la serie. Por desgracia, debo decir que este tercer libro ha supuesto una pequeña decepción.

Muchos de los elementos que me encantaron en Dark Intelligence y War Factory están también presentes en Infinity Engine. Por ejemplo, Penny Royal todavía está moviendo las cuerdas en la sombra y provocando las transformaciones de muchos de los personajes. El nuevo y central papel de the Brockle, como contrapunto a la IA maligna, es especialmente interesante en este sentido, dando lugar a los mejores capítulos de la novela. Las explicaciones de la historia pasada de Penny Royal, incluyendo las razones por las que se convirtió en renegada, también son muy buenas y me gustaron bastante.

Sin embargo, y a pesar de estas partes interesantes, no he podido evitar sentir que el resto del libro es esencialmente olvidable. La mayor parte de los capítulos se reducen a personajes yendo de un sitio para otro, luchando entre ellos de vez en cuando, pero sin mayor trascendencia para la trama principal. De hecho, este tipo de problema ya estaba presente (de una forma mucho menos obvia) en la parte final de War Factory y pienso seriamente que la saga habría sido mucho mejor si estas dos últimas novela se hubieran fusionado en una sola, manteniendo solo las mejores partes de Infinity Engine

He leído otras reseñas de la novela que son mucho más positivas, así que debo advertir que la mía puede ser una opinión muy minoritaria. En realidad, últimamente he notado que me resulta difícil disfrutar de segundas o terceras partes de series cuyo primer libro me había gustado. Me ha pasado con A Night Without Stars, de Peter F. Hamilton, que creo que no llegó ni de lejos al nivel de The Abyss Beyond Dreams (en contra de la opinión popular) y, en menor medida, también con Luna: Wolf Moon, de Ian McDonald, que a todo el mundo parece gustarle tanto o más que Luna: New Moon. Y me ha vuelto a pasar con Infinity Engine, así que haríais bien en tomaros mi reseña con un poco de distancia. Vuestra opinión bien podría ser muy distinta.

En resumen, lamento tener que decir que me esperaba mucho más de Infinity Engine y que, a pesar de la Transformation Trilogy sigue manteniéndose por la fuerza de Dark Intelligence y War Factory, me deja un sabor bastante agridulce. Esta podría (¿debería?) haber sido una de las mejores sagas de space opera de todos los tiempos pero, para mi gusto, ha fallado con este tercer y último libro.        

3 comentarios:

  1. Coincido totalmente. Que lástima...

    ResponderEliminar
  2. Yo abandoné al empezar el segundo... Demasiado más de lo mismo, demasiada "grandilocuencia tecnológica" sin mucho fuste, al menos para mi, y mira que yo soy space-operero donde los haya...

    ResponderEliminar
  3. Me sigue resultando muy interesante esa Dark Intelligence. Que pena esas sensaciones agridulces al final de una trilogía que te estaba gustando, una pena este libro. Y ya veo que a Xavi tampoco le ha convencido, ya no estas solo XD Un abrazo^^

    ResponderEliminar